miércoles, 22 de septiembre de 2010

"Quiero decir que como escritor de cuentos Ud. es un buen loco; he visto muchos pedazos que queso en mi vida, pero Ud. es el más grande"

sábado, 18 de septiembre de 2010

Nueva crisis


He pensado todos estos días en escribir algo de forma urgente, el resultado de tanta ida y venida y también de tanto insomnio y colapso es nulo. De improviso nuevamente encontré ese libro buenísimo que critica tan exquisitamente al pueblo chileno y que habla y habla de las novedades de aquellos tiempos que, sin duda no dejan de ser las mismas que ahora, solo que con otros nombres, e incluso peores y más brutales. Hablo claramente de esta degeneración social, de la divulgación que no se sonroja por nada, y que le enseña a nuestras próximas generaciones cosas que nosotros mismos no podríamos ni imaginar… aun si bien, yo no soy una santa. Ja! Por supuesto que no lo soy, y es que, cuando me lanzo a escribir (como ansío ahora, pero nada), salen de adentro mío cosas tan remotas y extrañas, pensamientos tan ambiguos, unos tan llevados a la realidad y otros más locos que mi tío, me gusta pensar que algún día creare algo importante, que seré reconocida como una tontilla genio, pero admito que no es un pensamiento que me quite el sueño, nada más es eso, un sueño o mejor dicho; una meta.

Hace unos días atrás muchas cosas se me volvieron confusión, aclaro de inmediato que no me refiero a la confusión que he sentido antes, cuando paso eso y yo… no, es otro tipo de confusión, mucho más placentera –por supuesto-, lo que a mí me mueve, me inspira es el placer, sin morbo –claro- el placer de todas las cosas –cosas estúpidas a veces, cosas increíbles- . Como ayer, ayer cuando viajaba a Temuco, una señora delgadísima se sentó en el escandaloso asiento 28,a mi lado, noté como su curiosidad chistosa me observaba mientras leía, de a ratos yo no me aguantaba y lanzaba una risa complaciente, ¡y es que el libro está buenísimo, que ganas de contárselo a alguien!, pero ella no, la llamaron al teléfono, el ringtone añejo de su tarro sonó por todo el bus, e incluso el tipo de al frente que roncaba ceso su tedioso sueño, “alo mijita” dijo ella, y hablaron harto rato, que el médico, que el papá, que el viejo… y cuando al parecer tocaron el tema “del viejo” hasta yo, que estaba metidisima en el libro, noté su desconsuelo “hoy ni lo vi, si ni le importa si salgo o me queo en la casa, ¡el otro día llego como a la´ una! Yo dejo que el haga sus cosas, mientras el deje que haga las mías”, y al ratito después, cortó.

Como era de esperar, y no me costo distinguir era que su marido después de todo, era un viejo de mierda. "Pobre señora", pensé, pero nadie esta libre de que el viejo se ponga rebelde, para amortiguar eso existen muchas opciones, como...

viernes, 10 de septiembre de 2010

Un poco de mucho en la escena del bar.



"Así que siéntate. Por favor, insisto en que te pongas cómoda. Sírvete algo de beber, preferiblemente de la botella de la izquierda… la de la derecha es un gusto adquirido. Va a ser una noche muy larga, y creo que necesitarás un buen trago o dos..."




El bar se veía tan frívolo a esa hora, desde el otro lado de la mesa se ve todo más claro y ordenado, las copas, los tragos, el hielo... y es que siempre me ubico en el mismo lugar, desde aquí puedo ver perfectamente a la gente que entra, los estilos variados, las risas y la locura.
Lo bueno es que todos llegan a consumir, eso asegura mi rincón una noche más y aunque la paga sea poca, lo enriquecedor es el ambiente, la música, la histeria, nada de asuntos muy formales, lo que a mi me endulza de este lugar, es su gente, el aire que tienen todos como de arpías fingidores, de falsos y tontos, y lo mejor que para comprender eso no había que ser justamente un gran experto mi poca experiencia en el rubro era más que suficiente, las palabras y más que nada las expresiones era algo exquisito de cada persona que sobrepasaba los limites de lo incomodo y banal.
Aún si bien, este lugar siempre se llena de gente parecida en algo, aunque lo curioso es que hoy llegó un tipo interesante, de esos que entran con la fachada de importante, de canchero, un megalomaniaco más, de esos justamente... de esos que me gustan a mi (y ni entiendo la razón, por que de una u otra forma mis libertinajes siempre van dirigidos hacia otra dirección de la relativamente "real"), por lo mismo, la comodidad de camarera de soporte no me sirve de nada, lo que yo necesito es un poco de acción, y acción de esa que no tengo hace tiempo, esa de creerme el cuentito de ser seductora y misteriosa, de entregar esa cuota mezquina atrapa -amarra, rasguña, ATA- hombres, un gustito más para mi ego de hembra resentida y trabajadora.
El tipo, el chiquillo este viene por un trago, como noto atrae más de una mirada ¡vaya novedad! no soy la unica interesada, pero claro que poco me importa, después de todo, viene directamente hacia mi. Arreglo mi cabello en un acto disimulado y lo enfrento.

- Un trago por favor...el más caro que tengas- dice acomodándose en una de las bancas forraditas en cuero que están al otro lado.

- Claro- respondo, acto seguido le sonrío y me apresuro. Lucirme ante él me parece cosa difícil, su postura de engreído lo tiene más preocupado que el trabajo de la camarera ...